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lunes, 11 de abril de 2011

Sortu, Bildu,... pero no cambian

Este fin de semana, la policía francesa ha detenido a dos presuntos miembros de ETA, que tirotearon a un gendarme en un control policial en la Francia profunda (Vallière, departamento de la Creuse).
(Autor: Olivier Arandel; Fuente: Le Parisien)

Yo soy de los que creen que la opción política de la izquierda abertzale debería tener la representación en las instituciones que les dieran las urnas. Se ha comprobado que hay una parte de la población del País Vasco que tiene esta sensibilidad.

Bildu, que sería ya la decimocuarta (dicen) marca de la izquierda abertzale, le ha llamado incidente a un hecho tan grave como ese. Circular armados, y atentar contra la autoridad sólo tiene un nombre, y ese es delito. Lo cual no debe sorprendernos, ya que los terroristas de ETA son, ante todo, delincuentes. Bildu parece ser una coalición electoral que reagrupa a Eusko Alkartasuna, Alternatiba y otros abertzales independientes

ETA proclamó, en un comunicado, un alto el fuego verificable, etc. etc. hace unos meses. Sin embargo, sus activistas siguen armados, y dispuestos a disparar a la policía si les parece necesario. La sospecha de la sociedad respecto a que ETA utiliza (también) esta tregua para reorganizarse y rearmarse, se confirma con hechos como este.

Y, desde luego, con esta tibieza es imposible que se ganen un puesto en el juego político democrático en España. 

El Estado no está en tregua con ETA. Porque lo único que espera el Estado (y la sociedad) de ETA es su disolución y la entrega de las armas. Cualquier otra cosa, inevitablemente, porque hay antecedentes sobrados, siempre se entenderá como una pausa táctica que no aporta nada que justifique la modificación de la actitud de las fuerzas de seguridad respecto a los delincuentes de la banda.

La única negociación que podría llegar a haber con la banda, tras su disolución, podría, quizá, ser judicial o penitenciaria. Desde luego, nunca política.

Y lo que la sociedad pide a la izquierda abertzale política es que se desmarque por completo de la violencia y de los violentos, que la condene. ETA ya sólo es una anormalidad histórica, y eso es así desde hace (por lo menos) más de treinta años. De ninguna forma se puede justificar cualquier escenario en que pueda llegarse a entender que ETA sea, de alguna forma, el vigilante o garante de situación alguna. Los miembros de la banda son delincuentes, con cuentas pendientes con la justicia por los muchos asesinatos, atentados, secuestros, que han cometido durante todos estos años.

No puede haber ningún tipo de comprensión con los delincuentes, y no se pueden aceptar formaciones políticas que las tengan.

Parece que debería ser fácil, pero hasta ahora la izquierda abertzale política no ha conseguido transmitir a la sociedad una posición sólida, seria, constante y mantenida, que garantice que se pueden integrar en el juego político cotidiano sin recursos viciosos a la violencia, o a la amenaza de violencia. Deben desmarcarse de ETA y, por su propio bien, deberían forzar a ETA para que se disuelva, para que entregue las armas, y pase a ser sólo una sombra negra en el pasado de este país.

Mientras no hagan eso de forma nítida y diáfana, no tienen espacio en las instituciones, donde no caben ciertas tibiezas.

A principios del siglo XX, algunos empresarios u organizaciones empresariales recorrían a pistoleros para forzar a sus contrapartes a aceptar unos términos de negociación que jamás habrían aceptado si no fuera por esa amenaza (concretada siempre que les resultó necesario). No creo que hoy nadie diera la más mínima justificación a esa actitud. Se considera pistolerismo puro y duro.
Bildu presentando sus estautos en Navarra
(Fuente: El Correo)

Los pistoleros de ETA son exactamente la misma cosa. Y hay que dejarse ya de sensiblerías y comprensiones, por lo que dicen esos terroristas. Los pistoleros siempre serán lo mismo, actores de la extorsión de una parte. Aunque invoquen patrias sagradas o se envuelvan en banderas.

La izquierda abertzale tiene unos deberes por hacer, pero hasta ahora ha fracasado en ellos. Me duele, porque creo que esa opción política debería estar proporcionalmente representada en las instituciones. Pero ahí no caben pistoleros que ataquen a las opciones diferentes. Tienen que desligarse de los pistoleros si quieren ocupar parte de la escena política formal en el País Vasco.

Y, repito, cuando los pistoleros se rindan, la única negociación que podrá haber, quizá, sea judicial o penitenciaria. Punto y final.

Parece que, en efecto, estamos más cerca que nunca antes del final de ETA. Lo que no queda claro, por culpa de la cobertura que parece seguir dándoles la izquierda abertzale, es si estamos ya lo suficientemente cerca como para verlo con estos ojos que la tierra se comerá un día.

De frente hay un camino. Al que no se puede llegar por sendas torcidas.

JMBA

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