En un primer momento del escrutinio, parecía que el PP iba a arrasar en Castilla-La Mancha. Al final, el PP ha obtenido 25 diputados por 24 el PSOE. Suficiente, pero exiguo. Creo que merece la pena analizar un poco los resultados de las votaciones autonómicas en Castilla-La Mancha. Sirven para ilustrar las perversiones que se pueden introducir en el sistema, manipulando convenientemente las leyes electorales.
María Dolores de Cospedal, presidenta electa de Castilla-La Mancha, con más apuros de los previstos (Fuente: oretania) |
El Estatuto de Autonomía fija la provincia como circunscripción electoral y respecto al número de diputados que constituirán las Cortes de Castilla-La Mancha, solamente dice que serán entre 47 y 59, y fija un mínimo de diputados por provincia (Albacete - 10; Ciudad Real - 11; Cuenca - 8; Guadalajara - 7; Toledo - 11).
Esta lasitud en la definición deja el campo abierto a que el número efectivo se defina por una ley posterior. Para estas elecciones autonómicas de 2011, el número total de diputados se fijó en 49, distribuidos de esta forma: Albacete - 8; Ciudad Real - 11; Cuenca - 8; Guadalajara - 8; Toledo - 12. Todas las provincias (salvo Ciudad Real) tienen un número par de diputados a elegir.
La realidad del resultado (a falta de un 0,26% de voto por escrutar en la provincia de Albacete) en número de votos en toda la Comunidad, ha sido el siguiente para las dos únicas formaciones con representación parlamentaria: PP - 564.335 votos; PSOE - 508.716 votos. Es decir, se trata de una victoria bastante clara del PP, que ha superado al PSOE en cinco puntos en las preferencias de los ciudadanos.
Con estas cifras, si toda la Comunidad fuera una circunscripción única, y aplicáramos la ley d'Hondt a los totales (considerando solamente estos dos partidos), el resultado nos daría la siguiente distribución de escaños: PP - 26; PSOE - 23. Esto se correspondería muy aproximadamente al reparto de votos entre ambas formaciones en toda la Comunidad.
Al ser la circunscripción la provincia, la diferencia se achata considerablemente. Los resultados reales obtenidos son los siguientes: PP - 25; PSOE - 24.
En las provincias en que el número de diputados es par (contando con un número relativamente reducido de cargos electos por provincia y con dos fuerzas claramente mayoritarias - entre las dos se llevaron el 91,5% de los votos válidos -) tiene que haber una gran diferencia de votos para que uno de los dos partidos se lleve un diputado más. Por ejemplo, en Albacete (10 diputados a elegir), el resultado en votos ha sido el siguiente (insisto, faltando un raquítico 0,26% de voto escrutado, unos tres mil votos): PP - 109.956; PSOE - 94.415. Es decir, una diferencia de casi siete puntos a favor del PP. Sin embargo, la distribución de escaños es igual para los dos: 5 diputados para el PP; otros 5 diputados para el PSOE.
De hecho, con los votos obtenidos por el PSOE, al PP le harían falta 113.301 para desequilibrar el empate y conseguir 6 diputados (por 4 del PSOE, en este caso).
Por el contrario, en la única provincia en que el número de diputados a elegir es impar (Ciudad Real), el PSOE ha obtenido un escaño más que el PP, por una diferencia de tan sólo 500 votos (PSOE - 138.200; PP - 137.700). El PSOE se lleva 6 diputados por 5 para el PP. ¿Tendrá algo que ver el Aeropuerto de Ciudad Real en que sea la única provincia donde el PSOE ha obtenido más votos que el PP?.
En Guadalajara, con 8 diputados a elegir, el PP se ha llevado 5, por 3 el PSOE. Aquí la diferencia de votos ha permitido esta diferenciación (PP - 64.119; PSOE - 48.951). Una diferencia en votos de casi doce puntos, que provoca una brecha de dos diputados, cuando en Albacete una brecha de siete puntos no deshace el empate. Con los votos obtenidos por el PP, si el PSOE hubiera conseguido 51.300 (+2.349) el reparto ya hubiera sido de 4 diputados para cada uno, y habría ganado las elecciones el PSOE (por los 500 votos de ventaja en Ciudad Real).
En Toledo y Cuenca, con un número par de diputados a elegir, ambas formaciones han obtenido el mismo número de diputados, aunque en ambas el PP ha obtenido un mayor número de votos.
Para que una tercera formación hubiera obtenido algún representante, necesitaría un número importante de votos en alguna de las provincias. Por ejemplo, en Albacete, para que otra fuerza hubiera obtenido un diputado, hubiera necesitado 18.883 votos.
En el caso de Izquierda Unida (la tercera formación más votada), obtuvo un total de 44.208 votos en toda la Comunidad (un 3,77% de los votos válidos). Por votos globales, le corresponderían entre uno y dos diputados . Sin embargo, se ha quedado sin representación parlamentaria porque no ha alcanzado el umbral mínimo en ninguna de las cinco provincias. Aplicando la ley d'Hondt en el supuesto de circunscripción única, hubieran obtenido un escaño, y el resultado final hubiera sido así: PP - 25; PSOE - 23; IU - 1.
Alguien me dirá que las condiciones eran iguales para todos, y tiene razón. Pero eran las que se decidió por ley aprobada en las Cortes por la mayoría (que hasta este domingo era del PSOE).
Supongo que encontrar una fórmula justa para todos es complicado. ¡Pero es que ni se esfuerzan!.
Por ejemplo, se podría forzar a que el número de diputados a elegir por cada provincia fuera impar. Esto facilitaría que la formación que obtenga más votos en una provincia obtenga, al menos, un diputado más que su principal rival. La LOREG por la que se rige el número de concejales a elegir para un ayuntamiento, tiene una cláusula que obliga a añadir un concejal si el resultado de la fórmula es par, como comentaba en mi artículo de ayer. O se podría definir una circunscripción única, ya que cuanto mayores son los números, más justa es la distribución de acuerdo a la ley d'Hondt. O, manteniendo la estructura de circunscripciones provinciales, se podría introducir un factor corrector a nivel de toda la Comunidad, para no perjudicar de forma tan flagrante a las formaciones minoritarias.
Soluciones las habría, sólo con la voluntad de encontrarlas.
JMBA
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