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sábado, 18 de junio de 2011

Valencia, Perla del Mar

Tuve la suerte este jueves de visitar Valencia, viajando desde Madrid en el AVE, puesto en servicio el pasado 19 de Diciembre (ver mis artículos previos: Diciembre de novedades en la Alta Velocidad Española y  Novedades en Puerta de Atocha).
Estación Puerta de Atocha
(JMBigas, Junio 2011)

Contacté con mi buen amigo Enrique, para compartir con él una comida típica (tellines y chipirones, seguido de paella de marisco pelado y un sorbete al cava, todo ello acompañado con un excelente Enrique Mendoza Chardonnay, café y copa). Como llegué a Valencia pasadas las once de la mañana, y había quedado a las tres para la comida, tuve tiempo para un poquito de turismo atípico. Os contaré algunas de las cosas que vi, las que os puedan resultar de mayor utilidad para cuando visitéis Valencia la próxima vez.
Talgo Pato, en Puerta de Atocha
(JMBigas, Junio 2011)

Fui hasta Puerta de Atocha en Metro y Cercanías. La alternativa de aparcar el coche en la estación es muy cara (casi treinta euros por la jornada) y un taxi desde mi casa me cuesta más de veinte euros por trayecto. Contaba (de acuerdo a lo que publicita la web de Renfe) con que con mis billetes para el AVE tenía derecho a un billete de ida y vuelta en Cercanías gratuito. Error. Resultó que en la maquinita de Nuevos Ministerios escogí la opción correcta (algo así como conexión AVE Cercanías) y le tenía que dar una contraseña que debería estar en mi billete, pero NO estaba. Pregunté a una vigilante que estaba por allí, y me dio a entender que no era el primero que sufría ese engaño. Parece que la gratuidad para el trayecto de Cercanías, Renfe sólo la garantiza para ciertas tarifas. Yo había conseguido una Tarifa Estrella (algo menos de cien euros por el viaje completo en Turista), y con ella no me tocaba. Tuve que comprar un billete de ida y vuelta de Nuevos Ministerios a Atocha por 2,60 Euros. ¿Para cuándo habrá una tarifa integrada para Metro y Cercanías en la zona urbana de Madrid? O, ya puestos, ¿para cuándo un billete de Metro permitirá un transbordo al autobús (o viceversa) sin pagar de nuevo?.
A 300 km/h, una hora después de salir de Madrid
(JMBigas, Junio 2011)

Llegué a Puerta de Atocha con bastante antelación, y me dio tiempo para pasearme un poquito y hacer alguna foto, y también para tomar un desayuno de café con leche y croissant. Segunda recomendación. Ya os comenté los problemas y las aglomeraciones habituales en el bar grande que hay dentro del vestíbulo de salidas del AVE. Este vestíbulo tiene dos accesos. El más utilizado es por la primera planta, encima del Jardín Tropical. El segundo acceso es desde el cuerpo de la estación, también por la primera planta. Frente a esa entrada hay un bar restaurante grande y con muchas menos aglomeraciones que en el interior, y también un Café Café pequeñito, con un excelente café, sabrosa bollería y algunos bocadillos y sandwiches, ideal para una colación rápida (in situ o para llevar).

A las 9.40, con absoluta puntualidad, salió mi AVE de Puerta de Atocha, destino a Valencia (sin paradas intermedias). El material móvil que cubre esta línea es el llamado Pato (por la forma de su locomotora, que simula un largo pico de ave), fabricado por Talgo.

Os incluyo un breve vídeo, tomado desde el interior del AVE, a casi 300 km/h, unos 23 minutos después de salir de Puerta de Atocha.


El tren parecía ir prácticamente lleno, con viajeros de todas las clases: los que iban a Valencia para alguna reunión de trabajo, o los que volvían a casa después de unos días de curso en Madrid, grupos familiares que iban o venían de alguna estancia, personas que iban para pasar el día en Valencia, para visitar algún familiar o amigo, quizá para conocer a un recién nacido o para asistir a un entierro, o simplemente para comerse una paella junto al mar.
Llegada del AVE a la estación de Valencia
(JMBigas, Junio 2011)

Yo había escogido un asiento de ventanilla, y junto a mí se sentó un joven de cabeza afeitada. Yo creí que era un workahólico, porque antes de sentarse desplegó la paraeta tecnológica completa: portátil, alimentador eléctrico (que enchufó inmediatamente en la toma de corriente), llave USB, smartphone para conectarse a la red. Me imaginé que iba a dedicarse a terminar un informe o a pulir una presentación para su cliente en Valencia. Sin embargo, tras navegar unos minutos por Internet, puso el portátil en modo reproductor de MP3, se calzó los auriculares, y dormitó el resto del trayecto.


Estación Joaquín Sorolla, terminal del AVE en Valencia
(JMBigas, Junio 2011)

Tren del Metro de Valencia, abandonando la estación
de Ángel Guimerá
(JMBigas, Junio 2011)

El viaje fue una maravilla, y llegamos a Valencia unos minutos antes de las 11.20. El AVE llega a una estación de nueva planta, llamada Joaquín Sorolla. Digamos que el proyecto de integración de la Alta Velocidad en la ciudad de Valencia está bastante atrasado. Hubo prácticamente que improvisar esta estación terminal, para que pudiera llegar el AVE en las fechas previstas. La tradicional estación terminal de Valencia (la llamada Estación del Norte) está situada junto a la Plaza de Toros y casi frente a la Plaza del Ayuntamiento, en la calle Xátiva. Hay un proyecto de convertirla en una estación pasante, que integre también el AVE, es decir, las vías con ancho internacional, pero creo que tardaremos diez años como poco en ver esa idea convertida en una realidad. El proyecto, lógicamente, debe incluir un túnel ferroviario que cruce la ciudad, y eso son palabras mayores.

La estación Joaquín Sorolla está situada tres o cuatrocientos metros más alejada del centro, en un lateral del haz de vias que acaban llegando a la Estación del Norte. Tiene un enlace (muy mal señalizado, me dio la sensación) con el Metro de Valencia, en una estación que actualmente se llama Joaquín Sorolla, pero que se llamaba Jesús cuando se puso en funcionamiento. De hecho, la parada del Metro está a unos doscientos metros de la estación ferroviaria, y resulta fácil perderse. En algunos de los mapas y planos que se pueden bajar de la propia web del Metro de Valencia, esta estación todavía aparece con su nombre antiguo. Da claramente la sensación bastante cierta de improvisación o negligencia.
Estación terminal del Metro en el Aeropuerto de Manises
(JMBigas, Junio 2011)

Todo el resto de circulación ferroviaria (la red de Cercanías y la media y larga distancia del Corredor Mediterráneo) sigue llegando a la Estación del Norte. Por lo que vi, debe existir un autobús lanzadera que permite a los viajeros enlazar de una a otra estación. Una situación ciertamente embarazosa, pero a la que le quedan todavía muchos años por delante, antes de que pueda resolverse de modo más lucido.

Con las horas libres de que disponía hasta la comida, quería conocer un poco el Metro de Valencia. A pesar de haber estado muchas veces allí, o bien viajaba con coche, o iba en avión por trabajo, por lo que nunca había montado en el Metro. A diferencia de Barcelona (donde hay una única empresa que gestiona el transporte público), pero igual que en Madrid, en Valencia la red de Metro y la de autobuses es gestionada por dos empresas distintas. Lo que ciertamente dificulta las tarifas integradas y unificadas.

Decidí ir hasta el Aeropuerto de Manises en el Metro. Cuando conseguí llegar a la estación de Joaquín Sorolla (a una cierta distancia de la estación del AVE), abordé la tarea de comprar un billete para ese trayecto. De la documentación consultada previamente por Internet, yo sabía que el Aeropuerto está considerado Zona B, y necesitaba un billete de ida y vuelta para las Zonas AB. De la web había obtenido la información de que su precio es de 3,30€.
Estación del Norte, en la calle Xátiva
(JMBigas, Junio 2011)

Pero el Metro de Valencia dispone de un sistema ciertamente avanzado y sofisticado para los billetes, que está basado en la tecnología sin contacto (contactless). Esto significa que no hay que introducir el billete en los torniquetes de paso, sino que basta con acercarlo y el sistema ya lo reconoce. Pero, claro, hace falta un soporte donde cargar el título de viaje que estaba a punto de comprar. Por lo que tuve que comprar también un soporte (un cartoncillo del tamaño de una tarjeta de crédito, con las capacidades contacless) y el precio subió en un euro.

El viaje hasta el Aeropuerto supuso un transbordo cómodo en Ángel Guimerá, y luego un via crucis de 10 estaciones hasta la terminal de Aeroport. Un poco después de mediodía, que es cuando realicé el trayecto, calculo que más del 60% de los viajeros que estábamos en el tren en Ángel Guimerá fuimos hasta el Aeropuerto. Quizá habría que plantearse la existencia de algún tren más directo, sin parada en todas las estaciones, para hacer más llevadero el trayecto.

La estación terminal de Aeroport es muy cómoda, ya que te deja en la planta -1 del propio Terminal del Aeropuerto. A tiro de escaleras mecánicas o ascensor se llega a la planta de Salidas (Eixides en valenciano) o a la de Llegadas. Sólo que, en el ascensor, ni fuera ni dentro, hay ninguna indicación de a qué planta corresponde cada cosa. Tras realizar el recorrido completo, vi que la planta 0 corresponde a las Llegadas, mientras que la Planta 1 es la de Salidas, lo que anoté seguidamente en el microcuaderno de notas que siempre me acompaña en los viajes. Otra falta de señalización, por la que el diseñador tiende a pensar que el viajero ya sabe. Pero los forasteros, que son mayoría, no saben y hay que contárselo todo y cuanto más clarito, mejor.
Plaza del Ayuntamiento, donde se aprecian algunas
tiendas de la acampada de estos días.
(JMBigas, Junio 2011)

Tras un corto paseo por el Aeropuerto, volví hacia el centro de la ciudad por el mismo camino. Esta vez descendí en la estación de Xátiva, que está frente a la Estación del Norte, y a un paso de la Plaza del Ayuntamiento. Estaba a punto de llegar el Talgo Murcia-Montpellier (que llevaba ya unos diez minutos de retraso). No sé si seguirá llamándose Mare Nostrum, pero esta ruta ya tiene bastantes décadas encima, con muy ligeras variaciones. Todo ese recorrido por trazado convencional (once horas y media de tren) puede agotar la paciencia de cualquiera.

Paseando fui desde la Plaza del Ayuntamiento hacia la calle Colón (por allí están los diversos edificios de El Corte Inglés del centro) y luego hacia la Plaza Porta de la Mar y los Jardines del Turia (es decir, el antiguo cauce del río). Bajo el puente (o Pasarela) de la Exposición (un diseño singular de Santiago Calatrava), está la estación Alameda del Metro. El propio diseño de la estación está en armonía con el puente que discurre por encima.
Pasarela de la Exposición y, bajo ella, acceso a la estación
Alameda del Metro
(JMBigas, Junio 2011)

Como ya iba siendo hora de acercarse a la playa para la comida, tomé un tren de la línea 5 hacia Marítim-Serrería. Mi título de viaje estaba agotado, por lo que tuve que comprar uno nuevo. Introduciendo el soporte en la máquina expendedora, me contó todos mis movimientos (de entrada y salida) hasta ese momento. Lo cargué ahora con un título de ida y vuelta Zona A (básicamente, el casco urbano) por 2,40€ (esta vez sin sobreprecio, porque ya disponía de soporte).

Marítim-Serrería es una estación terminal. Hasta allí llega el metro subterráneo. En el mismo andén se puede enlazar con dos líneas de tranvía que siguen su camino hasta el mar (línea 5, tres estaciones hasta Neptú) o bastante más lejos (línea 6, que sigue un rato paralelo al mar hacia el norte, y luego se interna otra vez, visita la Universidad Politécnica, Primado Reig y el Estadio del Levante, hasta su término en Tossal del Rei). En Madrid a las líneas de tranvía les llaman Metro Ligero, y tienen ciertas especificidades tarifarias. Pero en Valencia, a todos los efectos, los tranvías son líneas de Metro y la tarifa permite el transbordo a ellos sin más.
Interior de la estación de Alameda, que sigue la estética
del puente de Calatrava que discurre por encima de ella
(JMBigas, Junio 2011)

La señalización era escasa (un indicador luminoso de Próxima Salida sobre las vías del tranvía estaba apagado). Pero lo único que había que hacer era imitar a la gente (la mayoría, turistas en atuendos preplayeros) y esperar a que llegase el siguiente tranvía. El primero que llegó fue de la línea 5, que fue el que tomé hasta Neptú, justo frente a la batería de restaurantes de la playa de Valencia de toda la vida (La Marcelina, La Pepica, La Rosa, l'Estimat,...).

Como era todavía pronto para mi cita, anduve un poco por el maravilloso Paseo Marítimo que construyeron hace ya bastantes años (pero de mi recuerdo), entre los restaurantes y la playa, hasta que me encontré con Enrique, y nos encaminamos hacia L'Estimat.
Vías del tranvía paralelas a las de la terminal del Metro,
en la estación Marítim-Serrería
(JMBigas, Junio 2011)

La crisis parece haber afectado también a esos restaurantes. Un jueves de Junio, con toda la calor, el inmenso comedor sólo estaba lleno hasta la mitad, más o menos. Pero disfrutamos de una excelente comida y de un buen rato de charla (sobre el bien y el mal) con mi amigo Enrique. Se empeñó en pagar la cuenta, a lo que me opuse. Le dejé claro que, si pagaba él, yo no volvería a Valencia o, si lo hacía, no le llamaría para quedar para comer. Al final, pagamos a escote, la mejor solución neutral. La broma salió por 55€ por barba, ligeramente abultado, pero el entorno lo merece.

Zona de los restaurantes de la playa, desde la parada terminal (Neptú)
del tranvía de la línea 5
(JMBigas, Junio 2011)

Paseo Marítimo, que discurre durante 4km en el término de Valencia, y
se prolonga en el de Alboraya
(JMBigas, Junio 2011)

Hacia las cinco y media nos fuimos dando un paseo hacia la zona del Puerto, porque Enrique quería mostrarme los sucesivos desaguisados y errores cometidos por las diversas administraciones en la zona. En un entorno muy duro de cemento y batido por el Sol (había que cruzar el famoso circuito de Fórmula 1, al que por estas fechas ya le han crecido las tribunas para el próximo Gran Premio) fuimos subiendo un poco hasta tener una buena vista de la dársena y de los edificios cadáver, restos insepultos de la Copa América. No se veía prácticamente ningún paseante (lo que es perfectamente comprensible, dado lo poco amigable del entorno) e incluso alguna terraza en la zona estaba prácticamente desierta.

Si bien el Paseo Marítimo le ha dado mucho atractivo a las playas (cuando volvimos por allí se veía un buen número de paseantes de todas las edades), la zona del Puerto, con su belleza natural, merecería mucha mejor suerte.
Imagen de la zona del Puerto, donde se aprecia un edificio
singular, pero absolutamente inutilizado, que se construyó
para la Copa América
(JMBigas, 2011)

Me contó Enrique el controvertido proyecto de remodelación del Cabanyal, actualmente en un limbo judicial. El Cabanyal es uno de los llamados Poblados Marítimos de Valencia, y está plagado de casitas, algunas de ellas demostrando un cierto lujo, no siempre de buen gusto. La idea del Ayuntamiento era prolongar la Avenida de Blasco Ibáñez hasta el mar, arrasando lo que hubiera a su paso, y generando jugosas oportunidades urbanísticas que se han disuelto en la crisis actual. Ya veremos dónde acaba el empeño.

Dando un gran rodeo, Enrique me llevó en su coche de nuevo hasta la Estación Joaquín Sorolla, para tomar el AVE de vuelta a Madrid. Pasamos junto a la zona de la Ciudad de las Artes, donde se ve con claridad que los desarrollos urbanísticos inicialmente planteados durante la burbuja inmobiliaria se deshincharon con ella, y han dejado a algunos edificios de viviendas lindando directamente con el campo.

Con toda puntualidad, a las 20.05 salió de la estación mi AVE hacia Madrid. Tardó diez minutos más que a la ida porque hizo dos paradas. Una en la estación nueva de Cuenca (desde donde se ve la ciudad en lontananza) y la otra no sé, porque se apoderó de mí el sopor natural. Con algún minuto de adelanto, hacia las 21.53 se paraba el tren en Puerta de Atocha. Fue mi primer paso por el Vestíbulo de Llegadas, inaugurado hace solamente unos meses. Rampas (o escaleras) mecánicas de subida, y luego largos pasillos rodantes. Pero todo ello bastante bien resuelto.

Abordar un tren de Cercanías en Atocha para un trayecto urbano hasta Nuevos Ministerios es un desafío. Porque hay varias líneas que recorren el tronco central de la ciudad hasta Chamartín (por Recoletos o por Sol), y escoger el andén correcto por el que vaya a pasar el primero que haga ese recorrido requiere de un cierto análisis. Al ser Atocha-Cercanías una estación pasante, hay que bajar al andén escogido, y un error se paga caro en tiempo y esfuerzo. Tomé un tren con destino a Cercedilla, en la Sierra, me bajé en Nuevos Ministerios, de allí al Metro, hasta recoger mi coche junto a la estación de Mar de Cristal, donde lo había dejado aparcado por la mañana. Poco más tarde de las diez y media llegaba a casa, cansado pero feliz por un maravilloso viaje en AVE a Valencia, Perla del Mar.

¡Gracias por todo, Enrique!

JMBA

3 comentarios:

  1. JMBA:
    Valencia es tierra que aprecio un montón porque además de ser tierra de flores, de luz y de amor es tierra acogedora y fértil. Que me lo pregunten a mí, que tan buen recuerdo guardo de mis tiempos viviendo allí. Ahora con el AVE, a un paso...
    Coy Antino

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  2. Crónica viajera amena y llena de curiosidades tan interesantes como inútiles, pero que amenizan la lectura. Dan ganas de visitar Valencia. Lo de "perla del mar", por lo que respecta a Valencia ciudad, lo encuentro un poco exagerado, pero todo sea por cantidad de cosas agradable y buenas que puedes encontrar en esa maravillosa urbe: hay de todo, menos ambiente marinero. La verdad es que Valencia, como la mayoría de las ciudades mediterráneas, se ha desarrollado por completo de espaldas al mar. De hecho, si pusieras el mar a 50 kilómetros, les daría igual. Aunque recientemente se viene realizando un notable esfuerzo por revitalizar la zona portuaria y el paseo marítimo, ambiente, lo que se dice ambiente marimero, no hay... Pero, hay otras muchas cosas, como esa maravillosa comida que disfrutaste. Por cierto, cronista, ni una foto del homenaje.

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  3. Me gusta mucho el video del ave Madrid-Valencia y las fotos estan muy bien echan. Ylo del paseo mariptimo de Valencia a Alboraya el de 4'5 km/aprox.

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