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miércoles, 25 de mayo de 2011

Campeones del vino del Languedoc-Roussillon (1) - Mas Daumas Gassac

(El lunes 30 de Mayo recibí el siguiente correo electrónico desde Mas de Daumas Gassac - directamente en castellano -:



Querido José Maria,

Le agradecemos mucho por este artículo sobre Mas de Daumas Gassac. Nuestra historia está maravillosamente bien contada, gracias!
También estamos muy contentos de que le haya gustado la visita de la bodega.

Para su información, estamos representados por la importadora “Los vinos del mundo” en Barcelona. Podrá encontrar los vinos en Santa Cecilia en Madrid.

Saludos cordiales,)





Hay denominaciones de origen que tienen, por sí mismas, un cierto nivel de prestigio. Esto permite que cualquier productor que pueda acogerse a una de ellas tiene prácticamente garantizado que el mercado acepte para sus vinos un cierto nivel de precio. Son productos apreciados.


En España, los vinos de Rioja, Ribera de Duero o Priorat tienen esa pátina de prestigio. Si bien algunas D.O. cubren una extensión y variedad creo que excesivamente grande (por ejemplo, Rioja). Eso provoca que bajo la denominación Rioja acabe habiendo productos de calidad y esmero bastante diferenciados y, por lo tanto, también un amplio abanico en el apartado de precios (y calidades).

Lo mismo sucede con las denominaciones más prestigiosas de Francia. En Burdeos, por ejemplo, los vinos de Pauillac, Margaux, Saint Emilion, Pomerol... tienen un reconocimiento ya establecido por el mercado. Y lo mismo sucede en Borgoña con los Chambertin, Romanée, Volnay, Corton, Montrachet y tantos otros grandes vinos.

Pero otras regiones carecen de este estandarte que les otorga un prestigio que se les supone. En España podríamos hablar de los vinos de La Mancha, por ejemplo. Y en Francia hay un caso muy parecido, que es la región del Languedoc-Roussillon.
Camino hacia el Mas Daumas Gassac
(JMBigas, Mayo 2011)

La AOC genérica Coteaux de Languedoc (o la recientemente implantada denominación regional Languedoc) no son especialmente reconocidas por el mercado. Y lo mismo sucede con otras denominaciones más conocidas por la cantidad de su producción que por su calidad (caso de Corbières o Minervois). Algunas denominaciones más recientes cubren zonas más locales y homogéneas (como Faugères y Saint Chinian) y han empezado a recorrer el camino hacia un reconocimiento de marca, y su correspondiente aprecio por el mercado.

Cuando las denominaciones no ejercen ese rol de paraguas protector, juegan entonces un papel muy relevante los pioneros, los campeones de la región. Con esmero, esfuerzo y buen hacer consiguen que los productos de sus bodegas sean reconocidos específicamente por el mercado, al margen de la denominación oficial que puedan portar. En Castilla-La Mancha podríamos destacar el trabajo de algunos campeones de este tipo, como el Marqués de Griñón en Malpica de Tajo, o la Finca Loranque en Bargas (Toledo) o el Alejandro Fernández (de Pesquera) con su excelente vino El Vínculo. Vinos que se piden por su nombre y no por su denominación.

En la región francesa del Languedoc-Roussillon se vive una dinámica parecida. Podéis revisar el contexto general en mi artículo sobre la región en general, o en el más específico sobre la zona de La Clape. En el sector vinícola (la filière viticole, que bonita expresión) hay algunos campeones que llevan años trabajando para dignificar el producto de su tierra, y conseguir el aprecio de los mercados.

Recientemente he tenido ocasión de visitar dos de ellos, con aproximaciones y maneras muy diferentes, pero que trabajan en la misma dirección. Hoy os contaré del primero, y dejaré el segundo para otro día.
Mas Daumas Gassac
(JMBigas, Mayo 2011)

El Mas Daumas Gassac es un nombre que se ha hecho mítico en el panorama del vino francés. El primer grand vin del Languedoc reconocido por el mercado, y que ha cosechado muchos aplausos de todos los entendidos.

La historia de Daumas Gassac empezó con el sueño de  Véronique y Aimé Guibert. En 1970 recorrían el interior (l'arrière pays) del departamento del Hérault (Montpellier), en busca de una mansión familiar con intención de trasladarse a vivir allí y cultivar lo que fuera. Localizaron una casa abandonada, perteneciente a la familia Daumas, en el valle interior de un pequeño río, el Gassac, que les pareció interesante.

Análisis geológicos diversos (liderados por el experto Henri Enjalbert), revelaron posibilidades extraordinarias para el cultivo de la viña. Incluso con variedades nada habituales en el Languedoc, como la Cabernet Sauvignon y otras.

Un ilustre enólogo (Emile Peynaud), consejero de algunos de los más grandes vinos de Burdeos (Château Margaux, Haut Brion, La Lagune) se interesó por lo que estaban haciendo en esa propiedad perdida en el interior. Preguntado por su interés, dado su currículo de gran prestigio, su respuesta fue que había aconsejado a muchos grandes vinos, pero era la primera vez que podía asistir al nacimiento de uno.
Parcela de viñedos junto al Mas Daumas Gassac
(JMBigas, Mayo 2011)

En 1978 se produjo la primera añada de Mas Daumas Gassac tinto (80% Cabernet Sauvignon). En 1980 se embotellaron 17.866 botellas de esa añada.

La limitación en el uso de variedades de cepas autorizadas por las denominaciones de origen provocó que los vinos que empezó a producir el Mas Daumas Gassac en 1980 no pudieran acogerse a ninguna AOC. Salieron al mercado con la denominación de Vino de Mesa de Francia. Al precio que había que ponerle (dado el mimo en el cultivo, la vendimia, la vinificación,...) era intentar vender lo invendible.

Pero en 1982 ya obtuvo el primer reconocimiento de la prestigiosa guía Gault Millau, que lo denominó como un Chateau Lafitte del Languedoc.

En 1986 se produjo la primera vinificación del Mas Daumas Gassac Blanc (utilizando cepas Viognier, Chardonnay, Petit Manseng y Chenin Blanc). En 1987 se envasaron 2000 botellas de esa añada.

Desde entonces el prestigio de Mas Daumas Gassac no ha cesado de crecer en todas partes, y es reconocido como un gran vino del Languedoc, a pesar de que solamente ostenta la modesta denominación de Vin de Pays de l'Hérault.
Alineación y espaciado de las viñas, junto al
Mas Daumas Gassac
(JMBigas, Mayo 2011)

El dominio Mas Daumas Gassac consta de un total de unas 50 Hectáreas de viñedos, distribuidas en otras tantas parcelas  que ocupan los claros del bosque de garrigues (matorrales o arbustos) original y típico en todo el Languedoc. Para el vino tinto, utilizan siempre cepas no clonadas (que dan menor rendimiento -solamente unos 35 hl por hectárea-, pero mejor calidad). Para el Cabernet Sauvignon, las cepas son como las que se podían encontrar en el Médoc (Burdeos) antes de 1914. Utilizan otras variedades, tales como Cabernet Franc, Malbec, Merlot, Syrah, Tannat, Petit Verdot, Carmenere y hasta otras 10 variedades antiguas.

El Mas Daumas Gassac tinto (actualmente está a la venta la añada de 2008) está compuesto habitualmente del entorno del 80% de Cabernet Sauvignon, con mezclas de hasta otras 10 variedades de cepas tintas. Se puede beber ya, para disfrutar de todo su poderío frutal. Pero en unos cuantos años (de 5 a 10) ganará en profundidad y señorío.

El mimo en todo el proceso es exquisito. Sin utilizar productos químicos de ningún tipo en los viñedos, con vendimias manuales realizadas como antaño, con una fina selección de solamente lo mejor. Con una vinificación utilizando la tecnología más moderna y el máximo esmero. Y una mezcla (coupage) sabio de las diferentes variedades de uva. Así se mantiene la fama del Mas Daumas Gassac un año tras otro.

Actualmente, Mas Daumas Gassac solamente produce en su propiedad el vino tinto y el blanco, así como un espumoso rosado. Sólo en las mejores añadas, sacan al mercado un pequeño número de botellas de su cuvée Emile Peynaud tinto.
Entrada a la tienda del Mas Daumas Gassac
(JMBigas, Mayo 2011)

No son baratos (el mimo, el esmero y la máxima calidad del producto bien lo merecen). Actualmente el precio es de unos 32 Euros por botella (tanto para el blanco como para el tinto). Un grand vin del Languedoc. 

Pero en 1991 pusieron en marcha una iniciativa absolutamente novedosa en el Languedoc. Crearon la marca Moulin de Gassac y establecieron acuerdos con pequeños productores de muchas zonas diferentes de la región. Acogidos a unos estrictos estándares de elaboración y calidad, el objetivo es llevar al mercado una diversidad de vinos del estilo que es típico y tradicional de las diferentes áreas del Languedoc. Con precios muy atractivos (por unos 5 Euros se pueden conseguir excelentes vinos Moulin de Gassac), se consigue valorizar y hacer apreciar un producto que, de otra forma, estaría condenado a la producción de cantidad, a las ventas a granel (o en BiB) o a los palets de bajo precio en las grandes superficies. Moulin de Gassac constituye un modelo de negocio muy interesante para los vinos del Languedoc.

Los Guibert están empeñados contra la estandarización de los vinos que intentan imponer los grandes gurús (como el famoso Robert Parker). Muchos productores solamente persiguen una valoración por encima del 90 en esas clasificaciones, y con eso consiguen un vino de calidad, pero absolutamente impersonal, sin ninguna de las características específicas que cada terreno (cada terroir) sabe imponer a los vinos que allí se producen.

En el Festival de Cannes de 2004 se estrenó un filme documental (casi amateur), dirigido por Jonathan Nossiter, llamado Mondovino, en el que colaboraron los Guibert. La película trata de reflejar los conflictos que existen en el mundo del vino, especialmente por la proliferación del nuevo sistema monodimensional de valoración, patrocinado por los gurús internacionales. Por una parte Robert M. Parker (el crítico más famoso), el asesor enológico más conocido (Michel Rolland), el imperio de Robert Mondavi en el Napa Valley de California (y otras regiones del mundo) que produce cien millones de botellas todos los años, y algunas familias aristocráticas italianas y francesas, que se han vendido a ese nuevo sistema que consiste en medir la calidad del vino mediante una única dimensión: el gusto de Robert Parker. Y de otra parte los campeones, como los Guibert, que defienden un vino mucho más amarrado a cada terruño, del que extrae características específicas e irrepetibles en otro lugar.
Parcela de viñas junto al camino de acceso al
Mas Daumas Gassac
(JMBigas, Mayo 2011)

Llegar hasta el Mas Daumas Gassac no es tarea fácil. Por ello en la web dan las coordenadas para poderlas introducir en un GPS (N43,66219º; E3,59080º). Debo decir que mi tomtom me llevó de la manita hasta las puertas del Mas. Pero, desde Montpellier hay que avanzar una treintena de kilómetros hacia el interior, dirección a Millau. Luego desviarse para cruzar el pequeño pueblo de Gignac, y por la D32 dirección Aniane (municipio donde radica el Mas Daumas Gassac). Hay que desviarse luego a la derecha por una carreterita secundaria que se convierte en pista. Tras un par de kilómetros se llega al Mas.

Tienen habilitada una zona de tienda para la venta al público, donde te reciben maravillosamente bien, te explican su filosofía de la producción y la calidad, y se pueden comprar tanto los vinos Mas Daumas Gassac como las diversas variedades comercializadas bajo la marca Moulin de Gassac. Se pueden realizar visitas a los viñedos y bodegas mediante cita previa.

En resumen, toda una experiencia vinícola en un productor que parecía ir en contra de la dirección predominante, pero que se ha consolidado como uno de los campeones del vino en la región del Languedoc.

Si pasáis por Montpellier, el desvío bien merece la pena. Pero contad con que os ocupará un mínimo de un par de horas (ida y vuelta). Más o menos lo mismo que si tomáis el camino del Viaduc de Millau (la A75), desde Béziers. En este caso hay que desviarse por la A750 hacia Saint-André-de-Sangonis y Gignac.

En otro artículo os contaré sobre Gérard Bertrand y su imperio vinícola, con el Château l'Hospitalet (en La Clape) a la cabeza.

JMBA

2 comentarios:

  1. Hola José Mª. Pues yo estaba convencido de haber hecho un comentario sobre esta entrada de tu blog. Debí de hacer” vista previa” varias veces pero al final debí olvidar “publicar comentario”. Creo que más o menos decía esto: Yo tenía por costumbre atravesar esta región cuando iba de vacaciones a Austria a practicar lo que los alemanes llaman wandern(pronúnciese vandern con todas sus consonantes), los anglófonos trekking y los franceses randonné. Creo que en castellano se dice senderismo y en catalán “fer muntanya” aunque lo de trekking cada vez está más extendido. Lo cierto es que me detenía poco por la zona supongo que por
    Ignorar los idílicos lugares que describes. Otro de los motivos, si no el principal, por los que cruzaba raudo la región era por el coste de la gasolina en Francia que me hizo aprender a atravesarla repostando en la última gasolinera de España y aguantar el depósito hasta la primera de Suiza, ya pasada Ginebra, y como yo, montones de conductores, para regocijo de los gasolineros de La Junquera y la correspondiente de Suiza y para fastidio de los conductores, que nos veíamos obligados a realizar desesperantes colas en ambos puntos.
    Lo que sí hacía al cruzar la región era comprarme una caja por aquí era caja de botellas Cotes du Rhône, aunque la compraba en un Géant de Annecy, nada que ver con las bodegas destacadas que mencionas.
    Ahora poco wandern voy a practicar pero este sitio cae cerca de Barcelona, donde, como sabes, tengo mi residencia, así que una escapadita vinícola a la región siempre se puede plantear. Otro sitio que me gustaría visitar por la zona es el teatro romano de Nimes.
    Un abrazo.
    Santi

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  2. Vaya lección enológica más buena. Espero algún día libar caldos con sulfitos para estos sedientos paladares. :) Un abrazo.

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