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viernes, 27 de mayo de 2011

Campeones del vino de Languedoc-Roussillon (y 2) - Gérard Bertrand

Os comentaba hace algunos días sobre uno de los campeones más singulares en la creación de valor en torno a los vinos del Languedoc-Roussillon: Mas de Daumas Gassac.

Château l'Hospitalet en La Clape (Narbonne)
(JMBigas, Mayo 2011)
Hoy os quiero comentar sobre otro de los campeones: Gérard Bertrand.

Su voluntad de fondo es parecida, es decir, conseguir vinos singulares que expresen en toda su plenitud las capacidades y características de la zona y de toda la región del LR. Pero la manera de hacerlo es básicamente diferente. Partiendo de una propiedad en la zona (Domaine de Villemajou, en el corazón del área de denominación Corbières Boutenac), que adquirió en 1970 el padre de Gérard, Georges Bertrand (gran aficionado y árbitro de rugby), y reconvirtió para conseguir los vinos de calidad que la tierra puede producir, Gérard Bertrand ha construido un imperio vitícola en el Languedoc-Roussillon, que distribuye unos 12 millones de botellas de vino al año (50% para el mercado francés; la otra mitad se exporta a muchos países del mundo), y se articula en torno a cinco dominios vitícolas en los más interesantes enclaves de la región:

- Domaine de Villemajou: 140 Ha de viñas en la denominación Corbières Boutenac
- Château l'Hospitalet: 82 Ha en la denominación Coteaux de Languedoc La Clape
- Château Laville-Bertrou: 58 Ha en la denominación Minervois La Livinière
- Domaine Cigalus, 20 Ha en la denominación básica Vin de Pays d'Oc
- Domaine de l'Aigle: 25 Ha en Limoux


Viñedos junto al Château l'Hospitalet en La Clape
(JMBigas, Mayo 2011)
El conjunto totaliza un complejo de 325 Ha dedicadas a la viña y a la producción de vinos de calidad del Languedoc. Su actividad, además, como negociante, le permite distribuir vino de otros productores, de modo que la marca Gérard Bertrand se ha convertido en una garantía para conseguir vinos dignos del Languedoc, incluso en las gamas más económicas.



Leyenda de bienvenida al Château l'Hospitalet
(JMBigas, Mayo 2011)

Aparte del negocio de cantidad, que aporta solidez financiera, la obsesión de Gérard Bertrand es poner en el mercado vinos de calidad que expresen de la mejor manera posible las características más destacadas de cada terroir.
Año tras año, sus vinos consiguen reconocimiento por parte de los expertos, las guías enológicas, las diversas Ferias, etc.

En 2002 consiguió realizar su sueño de adquirir el Château l'Hospitalet, uno de los enclaves más prestigiosos del Languedoc. En la zona de La Clape, muy cercana a Narbonne, al borde de la carretera de baja montaña conocida como route de Narbonne-Plage.

Patio del Château l'Hospitalet. Al fondo, el
espacio de degustación y venta. A la
izquierda, otras tiendas típicas
(JMBigas, Mayo 2011)
Aparte de producir algunos de sus vinos más finos en l'Hospitalet, lo convirtió en el centro visible y visitable de su imperio. La finca, que aparte de los viñedos incluye hasta 1.000 Ha de garrigues (paisaje típico del Languedoc, a base de matorrales y arbustos) es muy amplia, e incluso dispone de algunas posibilidades de hospedaje y restauración.

En torno a la construcción principal, apartada unos cientos de metros de la carretera que conduce al mar, hay un aparcamiento espacioso, que está preparado para la afluencia de numerosos visitantes. Desde el gran patio central, se accede al espacio de degustación y venta, donde todos los productos de todas las gamas están a disposición del visitante. Un personal muy profesional acoge y aconseja al visitante, sea este ocasional o ya conocedor de los vinos de la zona.
Además, también hay algunas otras tiendas de productos típicos de la región (confituras, hierbas aromáticas, perfumes,...) que acompañan a la visita del Château l'Hospitalet.


Entrada al complejo del Château l'Hospitalet,
desde el aparcamiento
(JMBigas, Mayo 2011)
Llegar hasta el Château l'Hospitalet es relativamente fácil. Desde el eje de la autopista A9 (La Catalane, La Languedociénne), hay que desviarse en dirección a Narbonne-Plage, y tras unos kilómetros ya se encuentran indicaciones, hasta el portal de acceso a la propiedad.

Una vez allí, se puede disfrutar de los grandes vinos que se producen en todos los dominios de la sociedad. Desde los vinos varietales, hasta los grandes vinos asociados a un terroir específico: l'Hospitalitas (Coteaux de Languedoc La Clape), o los Cigalus tinto y blanco (Vin de Pays d'Oc), o La Forge (Corbières Boutenac), o Le Viala (Minervois La Livinière), o el Tautavel Hommage (Cotes du Roussillon Villages Tautavel).

Los excelentes vinos básicos del Château l'Hospitalet (en los tres colores) se pueden comprar por el entorno de los 10€; hay varietales por debajo de ese precio, mientras que para los Grandes Vinos, los precios exceden los veinte o treinta Euros. Una gama que complacerá a todos, porque el esmero, el mimo, la agricultura respetuosa y el saber hacer se emplean por igual en todos los productos de la casa.

Viñedos junto al aparcamiento del
Château l'Hospitalet
(JMbigas, Mayo 2011)
Una aproximación al vino del Languedoc que tiene más componentes de volumen que el caso Daumas Gassac, pero que al igual que ellos, recala en perseguir y conseguir la máxima expresión de la región en sus Grandes Vinos.

Una visita de todo punto recomendable. con la ventaja adicional de que, en esta ocasión, el desvío desde la ruta de la autopista principal no es de más que unos pocos kilómetros. Merece la pena hacer una parada en el Château l'Hospitalet cuando se pasa por las cercanías de Narbonne. Luego se puede uno acercar hasta el mar (muy próximo), y comer un buen pescado en alguno de los restaurantes de Saint Pierre la Mer, o Gruissan.

Gérard Bertrand es otro de esos campeones que ha situado al vino del Languedoc en las mejores mesas del mundo. Un ejemplo de cómo se puede construir un imperio de volumen, con las raíces bien entroncadas en el trabajo esmerado y artesanal y en la excelencia del producto en todas las gamas.

Un pequeño desvío que merece la pena.

JMBA

1 comentario:

  1. Hola José Mª. Pues yo estaba convencido de haber hecho un comentario sobre esta entrada de tu blog. Debí de hacer” vista previa” varias veces pero al final debí olvidar “publicar comentario”. Creo que más o menos decía esto: Yo tenía por costumbre atravesar esta región cuando iba de vacaciones a Austria a practicar lo que los alemanes llaman wandern(pronúnciese vandern con todas sus consonantes), los anglófonos trekking y los franceses randonné. Creo que en castellano se dice senderismo y en catalán “fer muntanya” aunque lo de trekking cada vez está más extendido. Lo cierto es que me detenía poco por la zona supongo que por
    Ignorar los idílicos lugares que describes. Otro de los motivos, si no el principal, por los que cruzaba raudo la región era por el coste de la gasolina en Francia que me hizo aprender a atravesarla repostando en la última gasolinera de España y aguantar el depósito hasta la primera de Suiza, ya pasada Ginebra, y como yo, montones de conductores, para regocijo de los gasolineros de La Junquera y la correspondiente de Suiza y para fastidio de los conductores, que nos veíamos obligados a realizar desesperantes colas en ambos puntos.
    Lo que sí hacía al cruzar la región era comprarme una caja por aquí de botellas Cotes du Rhône, aunque la compraba en un Géant de Annecy, nada que ver con las bodegas destacadas que mencionas.
    Ahora poco wandern voy a practicar pero este sitio cae cerca de Barcelona, donde, como sabes, tengo mi residencia, así que una escapadita vinícola a la región siempre se puede plantear. Otro sitio que me gustaría visitar por la zona es el teatro romano de Nimes.
    Un abrazo.
    Santi

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